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En busca del cuerpo perfecto

Al hablar del montaje Wakolda, muchos consideran que pertenece al género dramático, suspenso o ficción histórica; es una película de espionaje o caza nazi.


La historia transcurre en la Patagonia Argentina de los años sesenta. Un oscuro interés entre científico y afectivo vincula a un médico alemán con una familia argentina de varios hijos que acaban de instalar una hostería a orillas del Nahuel Huapi y donde el misterioso personaje decide alojarse. Un refugio de nazis. Queda claro desde el principio cuál es la historia que quiere contar la autora.

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La novelista y directora argentina Lucía Puenzo se caracteriza por abordar temas que atraviesan la biología y la sexualidad en la adolescencia. Esta cuestión en Wakolda coincide con las películas XXY y El niño pez, donde existe un factor común: en todas ellas se detiene en los cuerpos. Los temas centrales consisten en los experimentos orientados a conseguir una supuesta perfección genética y el encubrimiento de criminales de guerra por parte de toda una comunidad.

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El cine de Lucía Puenzo afronta temas como la identidad sexual, la construcción de las masculinidades o las feminidades y el deseo sexual. En XXY (2007), El niño pez (2009) y Wakolda (2013), alcanzamos a distinguir la constante del cuerpo, o los conflictos en torno a él; el cuerpo y los agentes involucrados en su formación y normalización son el núcleo de la búsqueda de la cineasta argentina. En sus declaraciones considera a Leonel Messi, hoy figura internacional catalogada como el mejor jugador del mundo actual, quien también recurrió a tratamientos médicos a causa de sus problemas físicos. En todos estos rodajes encontramos niñas o adolescentes que se abren a la experiencia sexual en un mundo erotizado, pero cuyos cuerpos llevan la marca de lo estimado como anormal en la época clásica: la deformación corporal y la homosexualidad. Esta lucha se presenta como un conflicto al par hija-padre. En XXY, por ejemplo, encontramos a un sujeto intersexual, cuyo nombre es Alex (Inés Efron). Su apariencia externa fue influida por sus padres, sobre todo por su papá Kraken, quien reconoce que pudieron haberle hecho una operación a Alex un par de días después de nacer. El niño pez, segundo largometraje de Puenzo, cuenta el romance de la joven acaudalada Lala (Inés Efron) y su sirvienta Ailín, (María Vitale Emme), previo a todo esto Puenzo ha mostrado la discordia entre hija y padre.

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En relación con Wakolda, el filme que analizamos, Lilith (Florencia Bado) es una adolescente cuyo cuerpo, a causa de un problema de crecimiento, aparenta como el de una niña de ocho años. Nuevamente, el problema de la historia confronta a hija y padre dentro de un ambiente en el que los compañeros de clase asignan un puntaje a la belleza de las chicas y se despierta, además, la atracción sexual de la niña tanto por un amigo como por el extranjero recién llegado, Josef Mengele (Alex Brendemül). El hecho histórico de la presencia del médico nazi en la Patagonia Argentina sirve para desarrollar en la ficción la idea de que la pequeña es persuadida por Mengele para recibir un tratamiento médico que la ayudará a crecer un poco más, tratamiento que es aplicado solo con el consentimiento de su madre Eva (Natalia Oreiro), ya que el padre Enzo (Diego Peretti) se opone rotundamente, como lo muestra la conversación en la que Lilith le manifiesta su deseo de someterse al tratamiento que le ofrece el médico alemán. En semejanza con la erotización de XXY, flota una mirada sensual de Mengele hacia Lilith, que considera a la niña como un ratón de laboratorio, un cuerpo tan insignificante y desechable como el de los millones de judíos asesinados en los campos de concentración nazis.

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En las adolescentes de las tres películas de Lucía Puenzo aparece la figura de la autoridad paterna, personaje que, en menor o mayor grado, obstaculiza la materialización del deseo de la joven, ya sea este decidir su sexualidad, gozar de otro cuerpo o crecer un poco más. Wakolda, se sostiene en buena medida por medio de simbolismos. Por una parte, Enzo le niega la posibilidad a Lilith de que siga el tratamiento que quiere administrarle el médico alemán, argumentando que todos somos diferentes y que eso es lo que hace a cada ser humano especial. Sin embargo, no duda ante la propuesta del alemán de producir masivamente las muñecas que hace de manera manual. Como se ve, en contraste con su respuesta ante Lilith,  a Enzo no le da igual que sus muñecas sean feas. Es decir, la perfección que le niega a su hija sí le resulta conveniente en el caso de las muñecas.  En otro nivel, las muñecas representan la búsqueda de perfección de la raza aria que motiva al médico nazi y Lilith se identifica con la imperfección de su muñeca Wakolda.

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El cuerpo en el cine de la directora argentina Lucía Puenzo es un territorio en el que hijas y padres combaten por definirlo y conquistarlo. "Escribo sobre mis miedos, cómo exorcizar todo lo que me perturba. Sin dudas, en mi hay algo de la genética, de los cuerpos, de la identidad sexual, el despertar sexual, que aparecen muy camufladas.  Hay que ser muy permisivos, que si eso aparece es lo que hay que contar", declaró la cineasta argentina en una revista cultural El Caimán.

 

Una historia que va y que consigue un final prodigioso, donde la maldad y la necesidad se dan de la mano. «No me importa lo que haya hecho mientras nos ayude». Todo queda como una especie de borrador de lo que pudo haber sido, y la narración languidece sin conducir a ninguna parte.

Brenda Rozenberg

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